15 de marzo de 2014

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia)




El refrán dice que “Por San Blas”, que se celebra hoy, “la cigüeña verás”. La población de cigüeña blanca en Castilla y León era en 2004 de 12.017 parejas, 1.582 en Segovia, según la Sociedad Española de Ornitología. Aunque el refranero popular asocia la llegada de esta ave a la festividad de este santo cada 3 de febrero, en realidad desde hace años muchas cigüeñas se quedan todo el año.

Muchas siguen haciendo la migración al sur, a zonas más cálidas, y comienzan en pleno invierno a regresar a zonas del norte como Castilla y León, pero otras cigüeñas se quedan todo el año, al tener alimento en el campo y unas temperaturas no tan frías como antaño, entre otros factores. Terminada la cría de los pollos, y una vez que han volado, los adultos siguen durmiendo en el nido por un tiempo; después, a finales de verano, jóvenes y adultos se reúnen en bandos numerosos apartados de los lugares de nidificación; vagan algunos días por la comarca, durmiendo en árboles o en el suelo, hasta que llega el momento de emprender el viaje a África, que las distintas agrupaciones realizan gradualmente.

Poco amigas de una larga travesía sobre el mar, pues utilizan corrientes térmicas para elevarse, aprovechan el Estrecho de Gibraltar para cruzar a África. Se ha comprobado mediante el anillamiento que las cigüeñas españolas invernan en África occidental, al sur del Sahara.

Su plumaje es mayoritariamente blanco con negro en las alas, mientras que los adultos adquieren un color rojo en las patas y el pico. Mide un promedio de 100 y 115 cm desde la punta del pico hasta el final de la cola, mientras que sus alas pueden llegar a tener una envergadura entre 155 y 215 cm. Las alas son largas y anchas y permiten al ave de planear. El aleteo es lento y regular. Vuela con el cuello estirado hacia delante y con sus largas piernas extendiéndose más allá del borde de su cola corta. Camina a un ritmo lento y constante con el cuello estirado. En contraste, a menudo retrae su cabeza entre sus hombros mientras descansa.

Las cigüeñas tienen la misma pareja toda su vida y suelen utilizar el mismo nido durante años. Se alimentan de gran variedad de animales, siendo básicamente un ave carnívora, como batracios, roedores pequeños, gusanos, insectos, reptiles, peces y moluscos. La mayor parte de su comida la consigue desde el suelo, en zonas de baja vegetación o en fuentes de agua de poca profundidad. Prefiere buscar alimentos en praderas que se encuentran dentro de unos 5 km de su nido, en lugares con vegetación corta lo que facilita el acceso a sus presas.

Es un reproductor monógamo, se empareja para toda la vida. Los dos miembros de la pareja construyen un nido de gran tamaño que puede ser utilizado por varios años. Las cigüeñas blancas emparejadas se saludan con una exhibición del comportamiento arriba-abajo, sacudiendo la cabeza agachándose, y crotoreando mientras lanzan la cabeza hacia atrás. Las parejas copulan frecuentemente durante el mes que precede la puesta.Cada año la hembra pone alrededor de cuatro huevos, que eclosionan de forma asíncrona 33 o 34 días después de haber sido puestos. Los dos adultos hacen turnos para incubar los huevos y ambos deben alimentar a los polluelos. Las crías dejan el nido luego de 58 a 64 días después de haber nacido; luego de ese periodo deben continuar siendo alimentados por los adultos por un periodo de 7 a 20 días más. Al nacer, los pichones son parcialmente cubiertos de escasos plumones cortos y blanquecinos. Dentro de una semana estos primeros plumones se sustituyen por una capa más densa de plumón lanudo blanco. A las tres semanas, el ave juvenil adquiere escapularios y plumas de vuelo negros. 

La mayor parte de estas parejas formaban colonias, alrededor del 80 por ciento, ya que solo el 20 restante estaba en nidos aislados, según este último censo. En ambos casos, los nidos se reparten mayoritariamente entre los árboles y las construcciones humanas, con la típica imagen de estas aves en las torres de iglesias. El nido se construye de ramas y palos, y tiene un diámetro de 0,8–1,5 m, una profundidad de 1–2 m, y pesa entre 60 y 250 kg. El nido suele ser utilizado año tras año, sobre todo por los machos mayores. Los machos llegan a principios de la temporada de cría y eligen los nidos. Los nidos más grandes son asociados con un mayor éxito en la cría, y parecen ser buscados. Varias especies de aves suelen anidar en los grandes nidos de la cigüeña blanca. Ocupantes regulares incluyen el gorrión común, gorrión molinero, y estornino pinto; residentes menos comunes incluyen el cernícalo vulgar, mochuelo europeo, carraca europea, lavandera blanca, colirrojo tizón, grajilla, y orrión moruno.

El tamaño de los grupos varía mucho y la estructura social en las colonias es vagamente definida; cigüeñas juveniles a menudo anidan en sitios periféricos, mientras que las cigüeñas mayores alcanzan mayor éxito reproductivo al ocupar los nidos de mejor calidad en el centro de las colonias. La estructura social y la cohesión del grupo se mantiene por medio de comportamiento altruista tal como el acicalado. Cigüeñas blancas exhiben este comportamiento únicamente en el sitio del nido. Aves de pie acicalan las cabezas de aves sentadas, a veces se trata de padres acicalando a juveniles, a veces son aves juveniles que se acicalan los unos a los otros.

El sonido principal producido por la cigüeña blanca adulta es el crotoreo ruidoso del pico, cuyo sonido ha sido comparado al de una ametralladora distante. El ave emite este sonido al abrir y cerrar el pico en secuencias rápidas, produciendo un golpeteo rítmico, amplificado por el saco gular que actúa como un resonador. El crotoreo es un medio de comunicación que se utiliza en una variedad de interacciones sociales, volviéndose generalmente más fuerte cuanto más tiempo dura, y adopta ritmos característicos dependiendo de la situación; por ejemplo, se vuelve más lento durante la cópula y más breve cuando se emite como señal de alarma.

El censo de 2004 puso en relieve la recuperación de la especie, con un aumento del 125 por ciento respecto al de 1994, en consonancia con la tendencia iniciada en la década de 1980 que acabó con el declive experimentado desde mediados del siglo anterior.








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