La paloma bravía (Columba livia) es una especie de ave de la familia Columbidae. Es el ancestro de las palomas domésticas, con las que se entrecruza. Anida en las paredes rocosas, por lo que se la llama también comúnmente "paloma de las rocas". En la actualidad es difícil distinguir las salvajes de las domésticas típicas, y las primeras son cada vez menos frecuentes.
Es la raza de palomas que tenemos en el palomar de Vellosillo y que han formado parte de los ecosistemas de Castilla desde antes de llegar los romanos.
Fue domesticada por el hombre hace miles de años, dando lugar a la aparición de la paloma doméstica (Columba livia domestica). En la actualidad existen numerosas razas y variedades de éstas, en diversos tamaños, colores y formas. En Europa se estima una población de 7-19 millones de parejas. Se trata de un ave abundante en toda la geografía española, con una población total de 2-3 millones de parejas, incluyendo tanto los ejemplares silvestres como los cimarrones o semidomésticos. Resulta especialmente abundante en la mitad sur, sobre todo en Andalucía y Extremadura.
En su forma semidoméstica se trata de un ave cosmopolita, distribuida ampliamente por todo el mundo. La forma silvestre se extiende por las islas Británicas, los países europeos de la cuenca mediterránea, Oriente Medio y Asia central. Cuenta con un gran número de subespecies.
El cuerpo de la paloma bravía es de color gris azulado. Al verla llaman enseguida la atención dos franjas anchas de color negro en las alas, así como varias irisaciones de vivos colores en el cuello de color verde y rosa. Se trata de una especie difícil de encontrar en estado puro debido a la mezcla que ha sufrido, lo que ha producido ciertas variaciones en el color del plumaje original de la especie. Su dorso es de color gris claro y la zona ventral es más oscura. Sus ojos son de color rojo y en el pico tiene una mancha de color blanco. Las patas son de color rojo anaranjado y su pico es corto pero perfectamente diseñado para adquirir el tipo de sustrato alimenticio de esta especie.
Es una especie granívora que basa su dieta en el consumo de semillas de cereales, leguminosas y herbáceas, aunque ocasionalmente también come hojas e invertebrados. Los pollos son alimentados con una secreción lechosa producida en las paredes del buche.
Es una especie sedentaria, aunque realiza movimientos locales de corto alcance y trashumancias.
Dentro del celo de las palomas hay un vuelo planeante con alas mantenidas marcadamente en posición elevada, y un fanfarrón cortejo sobre el suelo, con el pecho iridiscente hinchado, inclinaciones ante la hembra y emitiendo el típico arrullo.
La hembra construye después un nido descuidado, construido por un conjunto de ramas y de hierba seca. Su emplazamiento suele ser en el interior de una cueva, repisas de los acantilados o en las cavidades de los muros.
La puesta consta de dos huevos, de color blanco puro, que incuban ambos sexos durante 16-19 días, el macho incuba normalmente en las horas del mediodía. Entonces salen los polluelos, desvalidos, de los dos huevos que siempre ponen. Según el tiempo atmosférico son protegidos bajo las alas durante una o dos semanas. Tanto el macho como la hembra, que forman pareja estable, permanecen un mes junto a los pichones hasta salir del nido. Cría a lo largo de todo el año, aunque la actividad reproductora se concentra en primavera y verano. Puede hacerlo en solitario o en pequeñas colonias. Se trata de una especie monógama, con vínculos de pareja que a veces duran toda la vida. Los pollos son capaces de volar a los 35-37 días, pero continúan dependiendo unos días más de los progenitores.
Su canto es el característico arrullo de las palomas domésticas mezclado con un cacareo y su vuelo se caracteriza por producir un fuerte ruido al despegar del suelo debido al choque de las alas por encima de la cabeza, una vez cogida altura planea con las alas en forma de “V” y si es en grandes bandos lo hacen con bastante agilidad.
Son presas de las rapaces, fundamentalmente son cazadas por azores, ratoneros y águilas calzadas, siempre aparecen sus plumas a los pies de los nidos.
Es famosa la capacidad que tienen las palomas de regresar y encontrar su lugar de origen. Es una reminiscencia de su comportamiento en estado silvestre, que se lleva a un grado máximo en las palomas mensajeras. Cuando abrimos el palomar de Vellosillo, tras un año encerradas, más de la mitad regresaron a su antiguo palomar.
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