La preocupación por la despoblación, en el entorno rural, crece y el debate comienza a llegar a foros en el medio urbano, como el coloquio sobre despoblación que ha promovido, en Madrid, la consultora de comunicación Llorente&Cuenca.
¿Puede España sobrevivir cuando un 80% del territorio pierde población de forma estable, tanto por origen orgánico, como por migración?
¿Hemos llegado a un punto de no retorno en el medio rural?
El marco legal para el desarrollo sostenible del entorno rural existe, ¿qué hace falta para que se produzca ese desarrollo?
El coloquio contaba con la presencia de Alejandro Macarrón, de la fundación Renacimiento Demográfico y de un representante de cada una de los cuatro partidos políticos principales; PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos.
Resumo lo hablado en las distintas intervenciones de los ponentes:
1. Pérdida de población orgánica:
La población del área rural envejece y la natalidad desciende, siendo inferior la media de natalidad en el medio rural que en el urbano. Si no existiese emigración, el medio rural seguiría perdiendo población.
No se puede esperar que la población rural provenga de inmigrantes. Si el medio rural no es atractivo para el local, ¿por qué habría de serlo para un inmigrante?
Masculinización del medio rural, lo que conlleva poca presencia de la mujer en este entorno.
Mejorar la movilidad, con fácil acceso a los núcleos urbanos más cercanos, para acercar el medio rural al urbano y a los servicios públicos
.
2. ¿El mundo rural es principalmente agrario?
Casi unánime. Su respuesta es SÍ.
Se identifica el problema de que la producción ocurre en el mundo rural, pero el valor añadido, el procesado, no ocurre en ese entorno.
Discusión abierta sobre los beneficios o desventajas de la PAC.
Discusión sobre si determinados servicios son rentables a las empresas privadas cuando se ofrecen a núcleos de población con densidades bajas.
Discusión sobre la viabilidad de grandes proyectos empresariales implantados en zonas rurales que no fijan población, ni crean riqueza local.
3. ¿Cómo se puede mejorar la gestión rural?
Debate sobre la conveniencia de conservar diputaciones o no y sobre la necesidad de unificar ayuntamientos.
Debate sobre la financiación autonómica.
Debate sobre la conveniencia de inversiones realizadas en infraestructuras de comunicaciones (ave, radiales, aeropuertos,...), frente a otras posibles infraestructuras como antenas de telecomunicaciones.
Sobre el primer punto; debatir sobre si la media de natalidad es inferior en los pueblos que en las ciudades, apunta a un desconocimiento de la composición de la pirámide social en el mundo rural.
La población de los pueblos ha envejecido. No está en edad de tener hijos y los jóvenes no tienen oportunidades laborales, ni una comunidad de su edad, que les permita desarrollar una vida social estándar, como es tener ocio o encontrar pareja.
El problema no es la tasa de natalidad. Necesitamos pobladores fijos, estables, con un proyecto de vida, de largo plazo, en los pueblos.
En cuanto al segundo punto. El entorno rural es nuestro patrimonio natural. No se puede debatir sobre si es agrario o no, sin incluir un debate sobre sostenibilidad medioambiental y la viabilidad de los modelos agrarios industriales y extensivos que asolan nuestros campos.
España se ha convertido en productor no cualificado. Vendemos producto sin procesar. La plusvalía, el valor añadido, emigra, como nuestra población, a las ciudades o a otros países. La leche de nuestras vacas viaja a Francia y Austria, donde la procesan y se convierte en productos de valor añadido. Una vez extraído el valor (grasas naturales), generada la riqueza lejos de nuestra tierra (quesos, mantequillas, natas,...), nos devuelven lo que queda de aquella leche que emigró, para que lo consumamos en España, en forma de bebida barata que ha perdido su riqueza natural. Pasa lo mismo con la producción orgánica/ecológica de cereales que emigra a los países del norte de Europa donde se procesa y nos lo devuelven empaquetado y listo para consumir, como producto certificado de alta calidad ecológica (no se cuenta la huella del transporte de tanto ir y venir, ni la del sobre envasado, ni se consideran las bonanzas de consumir productos del ámbito local, de potenciar mercados sostenibles en las zonas de producción, ni la soberanía alimentaria, ni tantas otras cosas).
España es un gran productor agrario, pero debemos de reconsiderar el modelo. La producción, no es donde está el valor añadido. Debemos migrar hacia modelos que acaparen la plusvalía en nuestro entorno, en el medio rural; el producto, tendrá más valor, y será más sostenible, si es respetuoso con el medioambiente y conseguimos, con nuevas formas de explotación agraria, recuperar nuestro hábitat, creando modelos que garanticen que las próximas generaciones dispondrán de tierras ricas y sanas, con biodiversidad y tendrán acceso a agua dulce sin contaminar; tanto en los acuíferos como en las reservas fluviales.
En cuanto a servicios que pueden no ser rentables para empresas privadas. Existen fondos europeos para el desarrollo rural (FAEDER) que deberían ir destinados a la puesta en marcha de este tipo de servicios e infraestructuras.
El modelo actual de asignación de la financiación FAEDER, a través de los planes de desarrollo rural (vía diputación y juntas), no está funcionando. Es difícil nadar en el maremágnum de la administración pública. Iniciativas privadas, que identifican la necesidad desde su vida diaria y cotidiana en los pueblos, no alcanzan a rebasar la barrera burocrática que rodea esta financiación por lo que, al final, los fondos terminan en las manos de siempre y no se ataja el problema de la despoblación, la falta de servicios por baja densidad población, la brecha digital y en general la falta de atractivo y oportunidades en los pueblos.
Los proyectos empresariales, que se desarrollan en el medio rural, deben fijar población, crear riqueza y cohesión social. El mundo rural es atractivo, por más que lleven décadas vendiéndonos lo contrario y uniendo la imagen rural a la falta de educación, capacidad y conocimiento.
Volver al pueblo, no es la última opción. Es una opción tan atractiva o más que la de vivir en una ciudad, y entramos en el punto tres de lo discutido en el coloquio:
1. El Estado debe garantizar acceso a los servicios básicos mínimos: Agua corriente que sea potable, alumbrado público, red de saneamiento, educación y sanidad. Si el Estado liga el mantenimiento de estos servicios al número de empadronados, firma la sentencia de muerte de quizás el 50% del territorio español. Sin servicios básicos, NO hay población. No estamos hablando de invertir en trenes de alta velocidad, ni en autopistas de peaje, ni aeropuertos. Estamos, simplemente, diciendo que se mantengan las infraestructuras básicas en todo núcleo con población, con el fin de garantizar la habitabilidad de los pueblos.
2. Nadie mejor que los habitantes de un pueblo para conocer e identificar su problemática. El modelo de gobernanza rural no puede estar basado en el sistema de gestión urbano, porque no funciona. Los vecinos deben de ser capaces de actuar como custodios del patrimonio cultural y natural de su zona, deben de tener la flexibilidad para proteger sus recursos sin burocracia de tres o cuatro niveles por encima que se lo impida, deben de ser capaces de gestionar sus propios impuestos para el mantenimiento de sus pueblos. Los concejos, las asambleas, los regidores, la explotación del procomún desde la comunidad de vecinos, son modelos de gestión que han demostrado su eficiencia y efectividad a lo largo de siglos y que deberían de volver a implantarse, no como otra capa más en el laberinto político y burocrático, sino en sustitución de ese gigante de varias cabezas que ha demostrado su incapacidad para solucionar un problema, que está minando España.
Disponemos de todos los informes que necesitamos para tener identificado el problema. No necesitamos más estadísticas, ni más números que nos digan que los pueblos están muriendo.
Si de verdad queremos que haya un debate político, sobre acciones a emprender, para revertir el problema de la despoblación, ha llegado la hora de proponer cambios, arriesgar (aunque sea con experiencias piloto a pequeña escala como la que ha iniciado Vellosillo con su plan estratégico) y comenzar a poner en marcha acciones que: nos permitan fijar población, garantizar la habitabilidad de los pueblos, desarrollar un tejido económico sostenible y proteger el medio rural.
+ info
+ info
Gracias por asistir al coloquio y compartir tus comentarios. Una vez más nos demuestran que están dehojando la margarita. Cuanta gente viviendo de la nada... Me refiero a todos estos políticos que se dedican a deshojar la margarita.
ResponderEliminarEs alucinante que sigamos dando vueltas y vueltas sobre cosas que, muchas de ellas ni entendemos. Como dice Jorge Juan, esto es lo de siempre: políticos 'hablando bulto', es decir, diciendo nada. Mucha reunión, mucha jornada, mucha pintamonería... pero muy poca acción.
ResponderEliminarHola. Soy Alejandro Macarrón, uno de los ponentes. Excelente resumen de lo tratado, y una sola precisión.
ResponderEliminarCuando me referí en mi intervención a "baja natalidad" en las zonas más despobladas de España, no quería decir "número total de nacimientos", que lógicamente han de ser escasos en lugares poco poblados y con bastante gente mayor, sino al número de hijos por mujer fértil, la fecundidad o tasa de natalidad (o natalidad a secas). Eso es independiente de cómo sea el resto de la pirámide de población, ya que solo mide cuántos hijos en media tienen las mujeres de 15 a 45-49 años, las que los pueden tener. Pues bien, una gran diferencia entre Andalucía y Murcia y las provincias con amplias zonas despobladas de las dos Castillas, Aragón y Galicia, así como Asturias, es que, por las razones que sea, en Andalucía y Murcia han tenido una tasa de natalidad claramente más alta que la media española, y en cambio en las Castillas (y sobre todo Castilla y León, Cuenca, Asturias, Galicia, Teruel..), ha sido sensiblemente más baja que la ya escuálida media nacional. El resultado es mucha más despoblación en estas últimas, por sumarse a la emigración la debida a los pocos nacimientos.
Por ello, además de otras políticas de tipo económico-administrativo, las de aumento de natalidad son críticas en las zonas poco pobladas. En fin, mucho ánimo y a seguir luchando.
Un abrazo.
Alejandro Macarrón Larumbe
Gracias por la aclaración Alejandro y por los ánimos. Un abrazo.
Eliminar