El tejón común, europeo o eurasiático (Meles meles), también conocido como tasugo, es una especie de mamífero carnívoro de la familia Mustelidae.
El tejón tiene complexión robusta, cuerpo mucho más largo y ancho que alto, con patas cortas y cola también corta con el extremo romo. Su forma general es algo acuñada, con la cabeza alargada y triangular y proporcionalmente pequeña. El cuerpo también es alargado. Mide entre 67 y 80 cm de largo, más 13 a 18 cm de la cola. Algunos ejemplares pueden llegar a pesar unos 15 kg, aunque el rango normal de peso está entre los 11 y los 13 kg. Sus patas son muy cortas y fuertes. Las patas son muy fuertes y robustas, con cinco dedos en cada una y la planta almohadillada. Son semiplantígrados, con uñas largas y fuertes que quedan impresionadas en la huella de manera muy característica. Las patas anteriores presentan el mayor desarrollo muscular. El hocico es prominente, móvil y musculoso, encontrándose particularmente adaptado a excavar y hozar, mientras que el cuello es corto y ancho.
El pelaje es largo y fuerte en el lomo. Los pelos tienen una característica división de color, claro en la raíz y la punta y oscuro en el medio, lo que da una impresión general de gris, excepto en ciertas áreas blancas o negras puras. El vientre y las patas son casi enteramente negros. La cabeza es blanca, con dos franjas negras longitudinales, paralelas, muy características de la especie, que abarcan los ojos. El borde de las orejas y el extremo de la cola son blancos.
Habitualmente marca los cinco dedos con sus uñas. Las huellas delanteras, incluidas las uñas pueden medir 8 x 5 cm y las traseras 7 x 4 cm. En los ejemplares jóvenes no se marcan las uñas, aunque la huella tiene la misma fisonomía plantar que el adulto. Cuando el animal camina al paso, la huella anterior y posterior prácticamente coinciden, con una distancia de avance de unos 50 cm; cuando corre se produce un adelantamiento relativo de la huella del pie posterior sobre el anterior siendo la distancia de avance de 70 a 80 cm.
El hábitat va desde zonas semiáridas hasta zonas de alta montaña. Aun cuando el hábitat preferido es el de las estribaciones montañosas con cierta cobertura vegetal, preferiblemente bosque claro de frondosas combinado con pastizales amplios, donde puede encontrar lombrices de tierra, insectos y frutos. La presencia de ganado (especialmente vacuno) también se ha descrito como beneficiosa para la especie. Otro requisito para su presencia es la existencia de terrenos aptos para excavar las tejoneras.
Entre las poblaciones salvajes, un 30 % de los adultos muere cada año, mayoritariamente los machos, lo que explica la preponderancia de las hembras. Generalmente los machos viven cuatro o cinco años en estado salvaje, con algunos casos excepcionales que alcanzan hasta diez y doce años. Entre un 30 y un 60 % de los jóvenes muere antes de cumplir un año, principalmente de enfermedades, de hambre, de parasitosis, o cazados por humanos, linces, lobos, perros, zorros, búhos reales, águilas...
Los tejones son animales sociables y suelen vivir en grupos de dos a doce individuos, con un promedio de cuatro a seis adultos, que habitan en tejoneras subterráneas excavadas por ellos mismos que pueden tener una gran longitud (también son conocidas como cados o huras). Los clanes de tejones son territoriales y defienden agresivamente sus territorios, especialmente los machos, contra la presencia de tejones extraños, pudiendo infligirse graves heridas, mientras que es inusual la lucha dentro del grupo social.
Es un animal de hábitos nocturnos, pudiendo comenzar sus salidas al crepúsculo, siendo muy raro observarlo a plena luz del día. Puede trepar, aunque no está bien adaptado para ello, y puede nadar relativamente bien. También puede correr con cierta rapidez. El olfato y el oído del tejón están muy desarrollados, mientras que la vista la tienen más limitada, pues por sus hábitos de vida, la han adaptado prácticamente al uso nocturno y a la oscuridad de su madriguera. Es capaz de emitir hasta 13 sonidos diferentes según su situación o grado de excitación. Cuando olfatea a ras del suelo, suele escarbar con su hocico, resoplando luego para limpiar las vías nasales.
Los tejones son omnívoros, se alimentan de insectos, particularmente abejas y miel, de donde proviene su nombre latino de «Meles» (miel en latín), de otros invertebrados, de mamíferos, reptiles pequeños, cereales, frutas y plantas, en general, sin desdeñar la carroña.
El apareamiento ocurre principalmente entre comienzos de primavera y final de verano. El tejón dispone de una implantación retardada, es decir, que la hembra puede guardar el óvulo fecundado varios meses. El desarrollo del huevo o cigoto puede detenerse hasta diez meses, hasta que las condiciones ambientales (duración y temperatura del día) sean apropiadas para la implantación en el útero.La gestación dura unos sesenta y cinco días después de la implantación, del óvulo en el útero. La mayoría de los nacimientos ocurren entre febrero y marzo.
Los partos suelen ser de dos a seis individuos. Las crías miden entre 12 a 15 cm, sin incluir la cola y están cubiertos de un pelo blanquecino del que destaca un pigmento oscuro en la cabeza, que luego serán las características bandas negras. Abren los ojos después de un mes. A las nueve o diez semanas salen de la madriguera.
La lactancia dura unos tres meses. La madre permanece largos períodos junto a las crías durante el amamantamiento. Por su parte el macho no se ocupa de las crías. Cuando culmina la lactancia todos los jóvenes permanecen agrupados en una misma dependencia, conocida como litera o cuna.
Un área de 50 a 150 ha es, generalmente, el territorio en el que se localiza una tejonera, la que además cuenta con varias áreas de campeo que pueden solaparse con la de otros ejemplares. Territorialmente marcan su territorio con heces que, a diferencia de las colocadas en letrinas en las proximidades de la tejonera, suelen colocar en piedras o arbustos en los que igualmente imprimen las secreciones odoríferas de las glándulas supracaudales.
La excavación de una tejonera, que es citada de forma habitual por la literatura científica, reveló que contaba con 879 m de túneles, cincuenta compartimientos, y ciento setenta y ocho entradas. Los investigadores estimaban que su construcción requirió extraer 70 tn de tierra y empleó varios siglos de trabajo, Ello evidenció que se trataba de una tejonera heredada por generaciones,
Las tejoneras han sido muy estudiadas por los naturalistas desde la antigüedad, que se han sentido atraídos por estas catedrales subterráneas, asignándole una serie de denominaciones a las diferentes partes del habitáculo. Así se denominan:
Cámara principal: aposento de alojamiento y cría de la especie. En algunas tejoneras puede haber varias. Puede tener hasta 3 o 4 m de altura y suele aparecer acolchada con restos vegetales.
- Conductos principales: los utilizados habitualmente para acceder a la cámara principal.
- Conductos de ventilación: los que sirven para llevar aire puro verticalmente al interior de la guarida. También penetra la luz a través de ellos por su construcción vertical, siendo esta última una importante función de la luminosidad de la guarida y regulación de la actividad del animal, a la que no se ha prestado mucha atención en los estudios de tejoneras.
- Conductos de escape: vías accidentalmente utilizadas para salir de la tejonera en caso de peligro o inundación.
- Letrina o retrete: cámara secundaria que se habilita junto a la cámara principal para defecar.
- Litera o cuna: cámara secundaria en la que se agrupan los ejemplares jóvenes, para continuar recibiendo los cuidados maternos.
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