La forma y el aspecto del pueblo cambió por una serie de obras que se hicieron en pocos años.
vista aerea de Vellosillo y Perorrubio |
En la década de 1940, el
pueblo era totalmente diferente Tenía un enorme espacio vacio o pradera en el centro y alrededor estaban las casas. Este
espacio, en verano se medía con la
“vara del Tio Narciso”, (que no era una vara sino una especie de escuadra grande) y se repartía entre los vecinos
para usarse como eras. Cada uno en su trozo trillaba y abeldaba. Después todo quedaba
limpio hasta el año siguiente. Por ello, excepto en el verano, el resto del año
existía una gran extensión vacía en medio del pueblo por la que picoteaban las gallinas
de las casas de alrededor, o pastaban los animales.
El porqué este pequeño
pueblo se desarrollaba alrededor de una “plaza” tan grande, cosa bastante extraña, se ha tratado de explicar en
una entrada del blog, pero sólo como una teoría,
la verdad quizás nunca se podrá saber. Hay datos de que La “plaza”
existía en 1.754.
Viendo fotos antiguas, el
aspecto del pueblo en esos años de posguerra, es pobre y desolado. Alrededor de
la “plaza”, se observan las casas destartaladas, con tenadas, corrales , portadas y cercas. De color terroso. Los muros de piedra con los revestimiento de mortero de cal y arena desconchados. El
paisaje es árido e inhospito. Sin vegetación.
Las casas se hacían de muros de piedra basta, en general de una
planta, más una buhardilla o sobrado, con el tejado inclinado. Los tejados se formaban con la vigas y postes de madera
de álamo y los cabrios o pares de enebro, se tapaba la estructura con
ripias de pino. Sobre las tablas o ripias se extendía el impermeabilizante
y aislante tradicional: una gruesa capa de barro armado con paja. Sobre ello
se colocaban las tejas.
El barro se hacía con tierra arcillosa de los Prajones o del Juncar, que se traía en carros. Se formaba un montón en el suelo, se le abría un cráter
arriba y se llenaba de agua, después se mezclaba con un azadón. Cuando se
formaba el barro se le echaba encima paja del pajar. Uno se remangaba los
pantalones y lo iba pisando y mezclando con el azadón. La función de la paja era
que el barro aguantara más en el tejado sin deshacerse. Esto era porque las tejas se colocaban sólo
boca arriba y entre ellas discurría el agua. No calaba porque el barro es
impermeable pero poco a poco el agua se lo iba llevando. Además, con el tiempo,
crecía vegetación en él.
Así, cada 10 años había que
retirar las tejas y cambiar el barro (retejar). Cuando no se hacía eso, por ejemplo si no se usaba la casa, el agua entraba
y pudría los cabrios, se rompían y el tejado quedaba abombado hasta que se
venía abajo. (“Fulanito se ha dejado caer la casa”. Se solía decir).
Con barro tambien se hacían
adobes para los tabiques interiores. Para hacer un tabique se colocaban palos verticales
cada 50 cms, se rellenaba el
espacio entre ellos con adobes colocados
en forma de espiga y se tapaba y fijaba todo con barro mezclado con paja. Una
vez seco se encalaba.
El pueblo por tanto era mas o menos un círculo de casas alrededor de una extensa pradera. Era típico ver a los abuelos descansando por la tarde sentados en grandes piedras (cada uno tenía la suya a la puerta de su casa o en su esquina favorita), divisaban el 90% del pueblo y los movimientos de sus habitantes desde allí ya que era un gran círculo.
El pueblo está situado al borde del cerro que baja a la fuente y al rio. Para llegar a la fuente había una cuesta muy empinada y zigzagueante por el viejo camino de Perorrubio. Tambien se iba desde la “calle de la Fuente” llamada así por eso, donde partía otro camino desaparecido ya, porque se ha arado. Hoy, bajando por la calle de la Fuente uno se encuentra con el obstáculo que forma el talud de la carretera, pero antes era el camino natural para bajar a la fuente.
Excepto los tres o cuatro que tenían pozo propio, los demás, todos los días tenían que
bajar a la fuente a por agua. La burra llevaba cansinamente a su amo y los
serones con los 4 cántaros de unos 12 litros que se llenaban sumergiéndolos en
el pozo de la fuente.
En las casas, los cántaros se guardaban en la cantarera, para beber, cocinar y asearse. También se iba a la fuente a dar de beber a los animales en los
pilones.
La fuente era un lugar de encuentro de los mozos del pueblo, que a veces
controlaban quién bajaba para encontrarse allí y charlar un rato, y “pelar la
pava” a la sombra de los grandes olmos que siempre crecieron junto al camino, y se secaron con la grafiosis.
.
En 1.942, nada más acabarse la iglesia, se llevó la electricidad al pueblo. Se producía para Perorrubio, Vellosillo y Tanarro, en una mini central hidroeléctrica alimentada por el rio Caslilla, en la pequeña presa del molino de Tanarro. Se hizo el tendido eléctrico hasta el pueblo con postes de madera prácticamente por donde ahora, y se construyó el transformador en la Calle de la Fuente. Poco a poco las casas abandonaron los candiles de aceite para alumbrarse. y se fueron sustituyendo por bombillas de luz mortecina, incluso para alumbrar la calle.
En 1943, una riada del río
Caslilla se llevó el puente de Perorrubio. El pueblo quedó aislado, A un vecino, malherido por un accidente, tuvieron que llevarle a Segovia dando un rodeo para poder vadear el río y salir
de la zona.
Se construyó un puente
nuevo. Para hacer los cimientos se hincaron vallas impermeables en los dos laterales
del rio formando un cajón, se achicaba el agua de dentro y se cavaba con pico y pala. Al llegar a un nivel
se clavaba la vallas más profundamente en el terreno anegado, se volvía a extraer el
agua del interior con una bomba, y se volvía a cavar,
y así sucesivamente. Se hicieron pozos
de más de tres metros de profundidad para los cimientos del puente. Después se rellenó
todo con hormigón.
Los que hicieron el puente
eran de Castillejo. Hay quien les recuerda en la taberna con un acordeón, cantando una version del Padre Nuestro algo irreverente, animados por el vino de la Ribera.
En 1.946 la Diputación de
Segovia construyó la carretera (que se sepa desde Perorrubio hasta Sepúlveda). Había que llegar a Vellosillo salvando el cerro del pueblo con un pendiente razonable.
Se habló de hacer una “variante” por el Oeste del pueblo (por las laderas, que
era más llano) pero por lo que fuera se
decidió que pasara por el medio. Quizás para que quedara la iglesia nueva a la vista del viajero. Esto afectó a la forma del pueblo. Se
diseñó un profundo corte en la explanada, de forma que lo que antes era una gran
pradera continua, quedó dividida. El pueblo quedó separado en dos “barrios” a ambos lados
de la carretera.
Se formó una larga rampa cortando
el cerro del pueblo desde el actual monumento de la Cruz en direccion a la fuente. La caja de la
carretera se excavó a pico y pala en la toba. Las paredes laterales se han
disgregado algo con el paso del tiempo, pero se dejaron paredes verticales de 4 o 5 m. de altura. Trabajaron
allí muchos vecinos del pueblo, como por ejemplo Miguel, con 17 años.
El terreno que se extraía del cerro se
iba depositando en dirección a la fuente para hacer el terraplén y así formar la rampa de la carretera.
Para ello se instalaron unos raíles con vagonetas. Las vagonetas se llenaban en
la excavación del pueblo, y se desplazaban por los raíles hasta el punto de
relleno donde se volcaban. Según
avanzaba el talud de la carretera,
se iban añadiendo más raíles. Así se fue formando el talud hasta las
proximidades de la fuente.
En esta zona de la fuente hubo que cortar también un
tramo de ladera. Según se cuenta, los niños se subían a las vagonetas en el pueblo los domingos, cuando no se trabajaba, y se
tiraban la pendiente abajo como en una montaña rusa. También hubo otros que quisieron hacer saltar a la burra por el corte de la carretera. Uno acabó con una coz en el dispensario de Sepúlveda.
Próxima a la fuente, donde ahora hay una alcantarilla, había una cerca vallada de piedra.. Era un lugar con humedad
procedente de un arroyo que acababa en el rio. Más que una huerta era un
cultivo de hierba para el ganado. La cerca quedó sepultada bajo el talud de la
carretera. El propietario la perdió aunque pudo recuperar las piedras del cercado y subirlas al pueblo para material de construcción.
Para ir a Sepúlveda,
al llegar a la Lastra el antiguo camino iba por otro recorrido, llamado “el Adelanto” que
atravesaba de frente por la ladera de La Lastra más hacia el norte. Al hacer la
carretera se cambió a otro trazado, más largo y complicado, según dicen por el
motivo de crear más jornales en
la zona. Se excavaron entonces las revueltas que había en la Picota, a la
entrada de Sepúlveda.
La carretera se dejó con un
acabado de grava machacada, lo que obligaba a un mantenimiento continuo para
nivelar los baches que se formaban. Por ello en el pueblo vivía el Caminero,
que hacía ese trabajo en el tramo asignado. La carretera no se asfaltó hasta los
años 80.
En 1.950 se construyeron las
casas nuevas del pueblo, un total de 9 casas. Se situaron con buen criterio:
por un lado siguiendo la nueva carretera y por otro alineadas con la casa (que ya no existe) de
"los de Riaza" ó de Evaristo. De este modo desapareció la pradera
central que formaba el pueblo probablemente desde la Edad Media. Pero en su
lugar se urbanizó el lugar con amplias calles bien ordenadas, como la Calle
Real. Las eras se trasladaron
a cercas individuales, situadas por el exterior del perimetro del pueblo.
La construcción de las casas, fue una
obra importante para el pueblo. Si se hizo fue por gestiones realizadas por D. Jenaro en Segovia. El promotor fue el
Estado, el precio era algo más de 100.000 pesetas de la época y se pagaban en 7
años. Aunque hay alguna más pequeña, en
general las casas, de dos plantas, eran amplias y cómodas para la época, dotadas
de adelantos como la “cocina económica”, corral, cuadra, gallinero, garaje, instalación
de electricidad, etc. Al principio no tenían agua corriente. La construcción era sencilla pero digna. Las
construyó el Sr. Pertierra, de
Fuentidueña.
cocina económica de leña |
cocina tradicional de lumbre baja |
Sobre 1.960 , se hizo el cementerio, construido
por albañiles de Torrecilla cerca del pueblo, en una tierra donada por D. Jenaro (él mismo fue el primero en ser enterrado
allí). Se evitaba así hacer los entierros en la nave de la Iglesiona, a casi 2 Km del pueblo. En las mismas fechas del cementerio ya alrededor de 1.961 se construyó el cercado
de la iglesia decorado igual que la fachada, con las dos puertas con verjas y
las bolas de cemento.
La calle Real se completó con la construcción por el Estado de la escuela nueva y la casa de la maestra a principios de los 60. que realmente tuvieron muy poco uso.
A mediados de los años 70 se hizo la obra del abastecimiento de agua al pueblo. El agua se trae de la fuente de Arcones, el pueblo serrano. Se cavó en la toba una profunda zanja ,a todo lo largo y por el centro de la calle Real. La zanja contiene la tubería del agua y la del desagüe, y a ellas se conectaron como pudieron las casas de todos los vecinos. Ya que como dicen todos ("se debería haber ahondado más").
El desagüe baja al puente de las Pasaderas y al principio vertía en el rio . Hace pocos años se construyó allí un sistema de depuración. Y recientemente otro de cloracion del agua potable. La llegada del agua corriente al pueblo cambió mucho las costumbres. Poco a poco se fue abandonando por ejemplo la palangana y el orinal que se ponía bajo la cama, y por supuesto los viajes diarios a la fuente.
Cuando el pueblo por fin ya se iba modernizando, comenzó a despoblarse con la emigracion masiva de los jóvenes a la ciudad. . El aspecto del pueblo en los 70 aún dejaba mucho que desear, las calles eran de tierra, polvorientas en verano, llenas de barros y rodadas de los tractores, muladares, y cardos por doquier. No había ni un árbol en las calles.
A mediados de los años 70 se hizo la obra del abastecimiento de agua al pueblo. El agua se trae de la fuente de Arcones, el pueblo serrano. Se cavó en la toba una profunda zanja ,a todo lo largo y por el centro de la calle Real. La zanja contiene la tubería del agua y la del desagüe, y a ellas se conectaron como pudieron las casas de todos los vecinos. Ya que como dicen todos ("se debería haber ahondado más").
El desagüe baja al puente de las Pasaderas y al principio vertía en el rio . Hace pocos años se construyó allí un sistema de depuración. Y recientemente otro de cloracion del agua potable. La llegada del agua corriente al pueblo cambió mucho las costumbres. Poco a poco se fue abandonando por ejemplo la palangana y el orinal que se ponía bajo la cama, y por supuesto los viajes diarios a la fuente.
palangana |
Sin embargo la gente establecida ya en la ciudad se tomó en serio el conservar su pueblo y a mediados de los 70, se fundó la Asociació de Vecinos y hasta llegar al resultado actual se hicieron a partir de entonces muchas obras más de mejora del pueblo y sus alrededores... Pero esa ya es otra historia.
Miguel Ángel eres un crack, enhorabuena por tu trabajo y aportación a la historia de Vellosillo
ResponderEliminarGracias de nuevo por tus lineas, genial.
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