El Parlamento de Francia convierte en "patrimonio sensorial protegido" el olor a estiércol, el canto del gallo y el tañido de las campanas de los pueblos. Según el secretario de Estado de "Ruralité", la medida servirá para proteger la vida en el campo y la ruralidad francesa.
Como ha dicho el diputado que llevo la iniciativa, Pierre Morel à l'Huissier, de la Unión de los Demócratas e Independientes (UDI) nuestros territorios rurales no son solo paisajes, “pertenecen a ellos también los olores y sonidos de las actividades y prácticas que forman parte de nuestro patrimonio”.
La propuesta surge en mayo, cuando en pleno confinamiento por el coronavirus, un hombre de la región de Ardech mató al gallo de su vecino, Marcel, porque su cacareo de madrugada le fastidiaba. El "coquicidio" recopiló casi cien mil protestas en Internet. Y el "asesino" fue condenado a indemnizar a su propietario con 300 euros, y a no usar armas durante tres años. Para Marcel ya es tarde, pero su grito y sus plumas llegaron a la Asamblea y , han salvado a Maurice, otro gallo al que los vecinos de la isla Olerón llevaron al Tribunal.
Tras las numerosas quejas y denuncias hacia el turismo rural por los inconvenientes (ruidos y olores) que se producen en el campo de forma inevitable, la ley pretende dotar de herramientas legales al mundo rural para su propia defensa.
El texto legal entrará en vigor al comenzar febrero. Su objetivo es aportar a los dirigentes locales "elementos factuales y científicos en los que apoyarse" cuando deban actuar en posibles contenciosos entre los habitantes y constituye así una primera base jurídica que les sirva en su labor de mediación.
Como ha dicho el diputado que llevo la iniciativa, Pierre Morel à l'Huissier, de la Unión de los Demócratas e Independientes (UDI) nuestros territorios rurales no son solo paisajes, “pertenecen a ellos también los olores y sonidos de las actividades y prácticas que forman parte de nuestro patrimonio”.
La propuesta surge en mayo, cuando en pleno confinamiento por el coronavirus, un hombre de la región de Ardech mató al gallo de su vecino, Marcel, porque su cacareo de madrugada le fastidiaba. El "coquicidio" recopiló casi cien mil protestas en Internet. Y el "asesino" fue condenado a indemnizar a su propietario con 300 euros, y a no usar armas durante tres años. Para Marcel ya es tarde, pero su grito y sus plumas llegaron a la Asamblea y , han salvado a Maurice, otro gallo al que los vecinos de la isla Olerón llevaron al Tribunal.
Tras las numerosas quejas y denuncias hacia el turismo rural por los inconvenientes (ruidos y olores) que se producen en el campo de forma inevitable, la ley pretende dotar de herramientas legales al mundo rural para su propia defensa.
El texto legal entrará en vigor al comenzar febrero. Su objetivo es aportar a los dirigentes locales "elementos factuales y científicos en los que apoyarse" cuando deban actuar en posibles contenciosos entre los habitantes y constituye así una primera base jurídica que les sirva en su labor de mediación.
Capando los gallos, no vaya a ser que el personal se altere a las siete de la mañana.
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