En las cuadras se ponía una cama de paja para los animales. A su vez la cuadra servía de aseo para los seres humanos. Las deposiciones mezcladas con la paja se retiraban a diario con el bieldo llevándose en una especie de camilla con el que se transportaba a las escombreras de basura, el muladar, que eran asignadas a cada familia, situadas al final del pueblo en el camino que va a Duruelo. La basura había que moverla con el relámpago para conseguir fabricar el compost con el que fertilizarían de forma natural las tierras de cultivo, mientras eran aradas durante la rotación del barbecho.
Un sistema de barbecho en el que la mitad de las tierras se cultivaba y la otra mitad se dejaba sin cultivar para recuperarse, arándola a partir de marzo hasta conseguir dar hasta tres vueltas a la tierra mezclada con la basura compostada que era transportada en carros y extendida a mano utilizando bieldos. Se utilizaba machos o vacas para roturar el campo con el arado romano y llenaban de orgullo al labrador que conseguía hacer los surcos más rectos.
Este sistema de fertilizar el campo termina en los años 70 con la mecanización agraria, cuando comienzan a utilizar abonos químicos y pesticidas para evitar las malas hierbas.
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